martes, 10 de febrero de 2015

El Duelista

Justo enfrente avanzaba lento.
Los brazos separados de su torso.
Treinta o cuarenta metros había entre ambos en el largo pasillo de altos techos y enormes y emparchadas claraboyas.
El se acercaba como un duelista....

Avanzó con paso desgarbado, con una perceptible inclinación del cuerpo hacia la derecha,como si un pesado sable de  Húsar alterara su punto de equilibrio.
En el sitio de encuentro interrumpió con desgano su melodía silbada,quizás por creerla afinada, quizás porque no quería hacerlo....
Tal vez creyera poseer buen oído y gusto por la  música de palacio y por eso  interrumpió con gesto desconforme su silbo imperceptible, disimulado como quién no quiere molestar.
Con pesadez abrió la boca, despegó los labios y guturalmente dijo....Buen día....
El paso arrastrado, los brazos a plomo, así se acercó al tacho de basura a cielo abierto.Parecía que pensaba que analizaba con método su estrategía a seguir...
Vació con parsimonia calculada por años su mate de lata y recobró aliento...

El empleado municipal aburrido de hacer nada,perdió en tres minutos su áura de duelista napoleónico pisoteando las gastadas baldosas de un cansado pasillo de gobierno .

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